At this Easter season, we celebrate the Good Shepherd, who is also the Lamb of God. Of all His divine titles, no others are more tender or telling. We learn much from our Savior’s references to Himself as the Good Shepherd and from prophetic testimonies of Him as the Lamb of God. These roles and symbols are powerfully complementary—who better to succor each precious lamb than the Good Shepherd, and who better to be our Good Shepherd than the Lamb of God?
“For God so loved the world, that he gave his only begotten Son,” and God’s Only Begotten Son laid down His life in willing obedience to His Father. Jesus testifies, “I am the good shepherd: the good shepherd giveth his life for the sheep.” Jesus had power to lay down His life and power to take it up again. United with His Father, our Savior uniquely blesses us, both as our Good Shepherd and as the Lamb of God.
As our Good Shepherd, Jesus Christ calls us in His voice and His name. He seeks and gathers us. He teaches us how to minister in love.
Brothers and sisters, our Good Shepherd calls us in His voice and in His name. He seeks, gathers, and comes to His people. Through His living prophet and each of us, He invites all to find peace, purpose, healing, and joy in the fulness of His restored gospel and on His covenant path. By example, He teaches the shepherds of Israel to minister in His love.
-Elder Garrit W. Gong, "Good Shepherd, Lamb of God"
En este tiempo pascual celebramos al Buen Pastor, que también es el Cordero de Dios. De todos sus títulos divinos, ningún otro es más tierno o revelador. Aprendemos mucho de las referencias que nuestro Salvador hace a Sí mismo como el Buen Pastor y de los testimonios proféticos de Él como el Cordero de Dios.
Estos roles y símbolos son poderosamente complementarios: ¿quién mejor para socorrer a cada precioso cordero que el Buen Pastor, y quién mejor para ser nuestro Buen Pastor que el Cordero de Dios?
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito”, y el Hijo Unigénito de Dios entregó Su vida en obediencia voluntaria a Su Padre. Jesús testifica: “Yo soy el buen pastor: el buen pastor da su vida por las ovejas”. Jesús tenía poder para dar su vida y poder para tomarla de nuevo. Unido a Su Padre, nuestro Salvador nos bendice de manera única, como nuestro Buen Pastor y como Cordero de Dios. Como nuestro Buen Pastor, Jesucristo nos llama en Su voz y Su nombre. Él nos busca y nos reúne. Él nos enseña cómo ministrar en amor. Hermanos y hermanas, nuestro Buen Pastor nos llama en Su voz y en Su nombre. Él busca, reúne y viene a su pueblo. A través de Su profeta viviente y de cada uno de nosotros, Él invita a todos a encontrar paz, propósito, sanación y gozo en la plenitud de Su evangelio restaurado y en la senda de Sus convenios. Con su ejemplo, enseña a los pastores de Israel a ministrar en su amor.
-Élder Garrit W. Gong, "Buen Pastor, Cordero de Dios"
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